“Intenta respirar lo más profundamente que puedas, despacio,
cierra los ojos, vamos, déjate llevar”
Princesa juega en el mismo sitio que viaja y llora. No sabe
nada de mares sin lágrimas y aún así sabe que no habrá tierra firme sin los brazos de su
madre. Sus ojos color carbón tigre humedecidos no entienden, aún queda viaje y
le mecen un manto de estrellas frías. La noche es la claridad obligatoria
cuando se niega el día.
Alguien grita. Princesa se marea, tiembla, vomita, llora
hasta quedarse seca ¿A quién le importa? Se oyen más gritos, esto debe de ser
el cielo, sí, Princesa no sabe si está viva o muerta, esto debe ser el infierno…o
quizás algo peor. Hombres color blanco disfrazados dan la bienvenida con la
sonrisa cargada y un par de balas en la recámara por si la democracia.
Ya se han ido todos, se oyen más gritos, algunos lloran,
otros ríen, se oyen lenguas desconocidas mezclarse en avalancha. El silencio
parece haberse hecho eco, ahora si debía de haberse muerto. “Eh princesita,
¿Estás bien?” , le habla una voz femenina, una mujer pálida y de ojos color
verde hoja seca le mira y le sonríe con los dientes más blancos que jamás
había visto. Al poco tiempo Princesa se ve en un unos brazos que le tapan y le
dan de beber un elixir de chamán.
Princesa duerme mientras los hombres de lenguas extrañas descubren vacío el cofre del
tesoro de España. Esperanzas arrodilladas en el suelo. Princesa se despierta, se
despierta sin más lágrimas que ofrecer, ya no le quedan. De nada sirve su sangre azul, el mar le
lleva de patria en patria equivocada. Y es que el mundo es un error salvando
las distancias. Pero no importa, según la prensa oficial “Apenas lloró cuatro lágrimas”.
Se le pasará, claro.
Lo que cuenta El País sobre Princesa:
http://politica.elpais.com/politica/2014/08/12/actualidad/1407871294_561996.html