Como los albores de un golpe perpetuo
todos los charcos
llueven hacia adentro,
la tierra huye
y tú te quedas.
La terquedad de una suave melodía,
el fulgor de un beso apasionado,
descalzar los mañanas
y enterrar los pasados remotos.
Pero no hay excusas que abriguen al invierno,
la realidad solo
existe si otros la llaman
y guarda sus manías
en la parte oscura del armario.
A mí me quedan los planes sin agenda,
el sabor a arcoíris de tu lluvia,
y un hogar oculto entre tus brazos:
Si me abrazas tú, me abraza la vida.
Si me abrazas tú, me abraza la vida.
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