sábado, 7 de septiembre de 2013

Coños y Mariposas

Las mariposas de mi estómago son aún orugas, están muertas o simplemente me sobrevuelan en forma de gastritis…

Mira que me avisaron que no era la más indicada, pero lo cierto es que está muy feo señalar a la gente con el dedo, y yo de verdad, que cuando se trata de ella, soy todo un caballero

A decir verdad y siguiendo con el tema de las mariposas, es cierto que ella se compró (no me digáis donde) un caza-mariposas y cazó todas las que vio que me nacían. Con el fin, supongo, de colocarlas en una exposición dedicada a las primaveras muertas de los hombres  que, como yo, intentamos robarle algo más que un beso de la boca

Y yo como nunca supe acabar mis colecciones, decidí escribirle esto para que lo archive bien e incluso lo cuelgue en su portal a modo de esquela o de epitafio;
Dirá de mi orgullosa: “Hizo lo que pudo”
Otras dirán satisfechas: “Hizo lo que quiso”

Pero yo en realidad no diré nada
y tendré que volver a sacar un atisbo de fuego
de las cenizas que dejaron sus piernas

A quemar atardeceres
con mi hielo

A empezar a unir lo bonito y lo absurdo
que es decir “Te quiero”
cuando estás comiendo el coño equivocado

A pedir perdón y permiso
después del polvo
el permiso de después, recién encendido
para irme contigo (o sin ti)
pero no volver

Así mis mariposas se fueron muriendo, por no tener supongo, una flor donde posarse por las noches y entonces, solo entonces, pude llegar a julio entre otras piernas

Y decirle (Y decirme):
“Que las mariposas solo viven un día
y no están hechos los días para no dejarse posar
en otras flores”

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