sábado, 27 de abril de 2013

Las gafas de Viernes



La noche ha caído en esta ciudad, en este barrio lúgubre y silencioso. Parece que la luna y las estrellas han encontrado algo mejor que hacer que salir esta noche. Si fumase, fumaría en la ventana pero como no me ha dado por caer en ese vicio me dedico simplemente a contemplar la glamurosa vista que ofrece mi ventana; un glamur sin más estrellas que las que simulan ser las viejas farolas. De entre todas ellas hay una farola que debe estar estropeada (pero solo por momentos) porque tan pronto deja de iluminar como de teñir de negro a todo el paseo nocturno. Este incesante movimiento de luz otorga una viveza envolvente a las sombras que ahora ya campan a sus anchas en la fría noche de viernes.

Ser miope es una suerte en momentos como este, ya que solo los miopes podemos elegir la forma de ver el mundo solo con ponernos o quitarnos las gafas. No es tan estúpido como parece a primera “vista”. He querido probar como verían mis pequeños ojos este patio tan vagamente iluminado y creo que he visto mucho más (y más lejos) de lo que puede observarse desde cualquier lente.

 He visto a las sombras iluminar la realidad, uniéndose a los objetos. He visto a los jardines convertirse en lagunas oscuras. He visto la estrella polar en un haz de luz artificial .He visto animales mitológicos en forma de una bolsa a la que el viento hace bailar suavemente. Lo confieso he visto la más absurda realidad sin si quiera ver nada. Me he dado de bruces conmigo mismo. Weeping Willow. He roto el silencio: para que los sauces llorones de mi jardín sonrían de una vez por todas. Y para de una vez todos tus caminos me lleven  a Roma.

Suerte que puedo ponerme de nuevo las gafas y ver que nada de esto era mentira. Escuchar como la música nunca paró de sonar. Mirar que los sauces tampoco han parado de llorar aunque a ratos se echen a reír. Pues sí, este viernes oscuro me ha susurrado al oído que nada de esto va a dejar de suceder aunque cerremos los ojos o nos tapemos los oídos. El mundo no deja de girar y gira como queremos que gire. Tenemos la suerte de poderle acariciar. Tenemos la suerte de poder permitirnos cambiar. Tenemos la suerte de poder pelear. Tenemos la obligación de quitarnos las gafas para mirar de frente al mundo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Voyeur


Acabo de presenciar el beso más bonito que he visto en muchos años. Me asomaba a la ventana, quizás atraído por un rayito de sol muy atractivo y miré hacia la calle rutinariamente. Entonces les vi, una pareja se besaba de forma muy graciosa. Nada tenía que ver con las películas. Se cogieron como en un intento de parecer señoriales y se besaron con cariño, después se apartaron y se empezaron a reír a carcajadas. Al momento  se miraron por unos segundos, esos segundos mágicos que separan la realidad de los sueños, y en ese momento entonces se besaron de nuevo, esta vez en serio(o eso creían ellos). Fue un beso tan coordinado y tan simple que cuando se apartaron parecían francamente felices.

Los dos caminaban juntos y hablaban. Ella sonreía, él suspiraba y simplemente pasaeaban agarrados de la mano, sin hacer ademán alguno de soltarse. Ninguno era especialmente guapo, ambos eran morenos y delgados, vestían como viste la gente simple, sin aparejos. Y así sin maquillajes caminaban enamorados, sonrientes y sin más. Así nació y murió el beso más bonito de la historia, sin fotografías, sin maquillajes.

Creo que yo fuí de los pocos en presenciar la escena o al menos seguro que de los pocos dispuesto a contároslo. Por eso hoy escribo esto para que nunca olvidemos que los momentos más bonitos, no están televisados ni los interpretan los actores de Hollywood. Los momentos más bonitos suceden a nuestro lado, en nuestros barrios, en nuestras familias…Por ello solo es posible una sonrisa, sabiendo que hay un mundo entero que nos espera, un mundo entero para comernos continente por continente y para que tú siempre seas mi única bandera. 

domingo, 21 de abril de 2013

Guitar Hero


Lo peor de un solo de guitarra
Es que en su belleza y su maestría
Hay soledad, una pizca de autosuficiencia
Y unos abundantes gramos de individualismo

Lo peor de un solo de guitarra
Es que no deja de ser un “Yo sola puedo”
Y una imposición al silencio de los otros instrumentos
Que solo pueden escuchar boquiabiertos su melodía

Lo peor de un solo de guitarra
Es que deje a la guitarra llorar allí solita
Sin ritmos ni sus amantes nocturnos
Sin pasatiempos ni treguas posibles

Lo peor de un solo de guitarra
Es que la humildad queda machacada
Entre unos Riffs y punteos magníficos
De eso del Jazz que nos deja el Rock

Lo peor de un solo de guitarra
Es que quita sentido a todo lo demás
Y la autosuficiencia se vuelve insuficiencia
Y el mundo se olvida ya del ritmo al que gira

Lo peor de un solo de guitarra
Es que el genio creador
Se dé cuenta dejará de ser alguien
Cuando las luces se apaguen
Cuando su guitarra deje de llorar

Lo peor de un solo de guitarra
Es que pensemos por un momento
Que un hombre puede crear la belleza
Sin contar con el prójimo si quiera
Y acabe cayendo en el más vacío
Y tentador de los mundos

miércoles, 10 de abril de 2013

Borrón y cuenta vieja

Planear una casualidad
entre el vuelo de tu falda
y mis instintos animales

Encontrar el lugar
de tu caricia favorita
como respuesta a
las preguntas sin respuesta

Buscar un paraíso entre el sonido
que hace el silencio
que me dejas en los labios

Arañar la distancia (hacer herida)
para curarla en trenes de cercanías
que ayer eran tus lágrimas
y hoy son atardeceres

Ver pasar en la ventana del tren
destino a tu boca las estaciones
y los hogares que dejan tus huellas
en mi pecho malherido

Decir(te) y recordar(te)
que la perfección
no es más que un reflejo
del que , sin duda, formas parte

Susurrar Here comes the sun,
acariciarte el pelo
dejar volar el tiempo
dejar caer la ropa al suelo

Ver como las nubes lo tapan todo
y nos dicen que continuemos
hasta adivinar quien enciende la luz
de esta esperanza ya despojada

Cerrar esta libreta con un
Todo irá bien y luego
morderse la herida
y luego seguir con los restos
(y luego morir con lo puesto)

viernes, 5 de abril de 2013

Primavera para Mario

Primavera dame una tregua
no te disfraces de invierno
no granices solo golpes
no amanezcas con prisa

Primavera dame un respiro
no te guardes las flores
no lluevas sobre mojado
no te escondas del poeta

Primavera para un poquito
no corras tan deprisa
no cambies tan rápido
no me dejes en Febrero

Primavera "no te salves"
no te salves del tiempo
no te salves de la locura
Que para eso llega mayo

Pero si pese a todo lo que te pido

Te disfrazas de invierno
Granizas solo golpes
Y amaneces con prisa

Te guardas las flores
llueves sobre mojado
Y te escondes del poeta

Corres deprisa
cambias rápido
Y me dejas en Febrero

Y te salvas del tiempo
Y te salvas de la locura
"Entonces no te quedes conmigo"
Entonces llámate verano
(Al maestro Mario Benedetti que nunca se salvó)


lunes, 1 de abril de 2013

Plaza de Mayo

Cuando conocí  por casualidad a Florencia supe que era una mujer de pocas palabras. Era una mujer bajita y delgada, como si tuviese miedo de ser grande, como si tuviese miedo a molestar con su presencia. Parecía que tenía que pedir permiso para todo. Su cara era la de una mujer bien madura, pero sus ojos eran los de una madre que espera por su hijo chiquito. Era delicada y parecía querer ser invisible. Nada más verla supe que era géminis, se veía en sus andares que existían dos Florencias, por un lado la Florencia gélida y cuasi-invisible y por otro la Florencia de fuego, a quien yo todavía estaba por conocer. La había conocido en la biblioteca pública. Florencia era bibliotecaria de una de las bibliotecas más importantes de Buenos Aires. Con su trabajo tenía la excusa para ver a miles de personas al día y despacharlos con un “Buenos días”.Vivía de su silencio y del silencio de otros tantos. Nadie más lo sabe, pero sé que Florencia llora todos los días a la misma hora. La veo como susurrar algo y se va a algún lado a llorar “a lágrima viva”. Un día la vi ir hacia la Plaza de Mayo con un pañuelo blanco en la cabeza y una fotografía. Ese día lo comprendí todo. Su silencio estaba impuesto. Su hijo había desparecido y nadie sabía nada. Nadie decía nada. Su vida era una biblioteca y no le quedaba otra cosa que luchar contra el silencio impuesto. No tan Buenos aires, para tan malos tiempos. No tan buenos aires para los tiempos del olvido obligatorio. Florencia ni calla, ni olvida. Silencio.